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jueves, 23 de agosto de 2018

¿Qué hay en Netflix? La Casa de las Flores: Una serie transgresora y brillante, como nuestros tiempos





Con una habilidad para el asombro innegable, Manolo Caro nos introduce hasta el último detalle en la familia De La Mora en una serie brutalmente honesta y de altas cuotas de calidad.




Los tiempos están cambiando. Y pese a quien le pese, los valores también. De negarnos a pensar que la tierra puede ser redonda a aceptar la Unión civil igualitaria, o tomar como una realidad las múltiples orientaciones sexuales que descubre el hombre. La realidad del mundo que enfrentamos es una donde, tarde o temprano, estos cambios se insertan y con el tiempo se toleran... o no, según el caso.

La Casa de las Flores, una especie de grito libertario para la comunidad LGBTIQ+, viene a ser la representación más clara posible de cómo es introducir esta nueva visión del mundo en una sociedad aún demasiado cerrada. Aunque claro, decir esto suena a contar toda la historia, pero está muy lejos de ser así.

Polémica + Talento




Manolo Caro, que no solo creó tan intricado choque de perspectivas, nos regala una serie que realmente se agradece encontrar en una plataforma como Netflix. No es solo una simple serie rebelde sin discurso "políticamente correcto", sino que busca que este sea tomado también como normal. Con el papel de Virginia -una espectacular Verónica Castro que regresa por todo lo alto- podemos sentir cómo se sacude el mundo conservador y se va acostumbrando a los nuevos tiempos de su familia. Al igual que sus protagonistas, estos polemizan con valores a medidas que se sinceran con ellos mismos

Decir que solo es una serie inclusiva es también caer en un error. Por medio de su excesiva pulcritud y manipulación, Virginia ha creado una familia que a la vista del todo el mundo es perfecta, pero que ante el primer suceso que escapa a su radar "anti qué dirán" la familia empieza una espiral tan abrumadoramente negativa que uno podría tacharlo de decadencia, cuando es exactamente lo contrario.


La serie nos cuenta una decadencia, en efecto, pero más bien de lo tradicional. La narración se va centrando en cómo cada miembro de la familia De La Mora pierde de una vez los conflictos internos y los prejuicios para adoptar medidas cada vez más deleznables para el público más conservador. La vecina Carmela, es el claro ejemplo de la persona a quien uno ruega que no se entere de sus secretos; es quien usa el chisme y el pudor para alimentar una vida vacía -en este caso, un matrimonio que no genera más que soledad- y que a su vez, solo propicia más actitudes reprochables.

En la sutil ubicación de una exquisita y sobria florería, las flores que brotan de ella no serían del agrado de sus selectos compradores.

Una dura transición



En La Casa de las Flores todo es relativo. En principio, la temática es cómo uno inserta su verdadero yo en la sociedad sin salir gravemente herido en el intento, pero luego va hacia un punto más específico ¿Cómo es aceptarlo, llevarlo a la cotidianeidad? Una parte del discurso que queda inconclusa tras el abrupto pero genial desenlace de la primera temporada. Según el director, lo haría apenas pudiera, así que no dudemos en que se hará ante la abultada demanda de seguirla que actualmente se tiene.

Las distintas subtramas que tiene la producción, igual de cuidadas y bien llevadas, nos llevan a esta difícil realidad que pueden llevar las personas reprimidas, peor si tomamos en cuenta el estatus de la familia. En la sutil ubicación de una exquisita y sobria floreria, las flores que brotan de ella no serían del agrado de sus selectos compradores, pero eso no permite que se cuide a toda costa la imagen de la familia y la costosa reputación que no pueden permitir derrumbarse por pequeños "desvíos".

En los primeros dos episodios ya uno se topa ante un producto sin igual. Casi eliminando los planos medio, los primeros o las tomas estándares de siempre, juega un poco más con la perspectiva y los fondos y nos brinda una serie igual de transgresora en el apartado visual, con una fotografía que en su vivacidad nos va ofreciendo lo contrario a las penurias que pasan nuestros protagonistas en su nueva realidad.

Innovadora, como pocas


Tampoco no se convierte esto en un circo de discursos ideologizantes. Al contrario, la serie apuesta por presentar algo impactante, para pronto ofrecerlo como una realidad más que, lejos de ser mala, solo pasa por un proceso de acostumbramiento, del que tarde o temprano se pasa a la aceptación, porque en al menos este caso, la familia es ante todo, incluso cuando la moral se vea destruida por los propios conceptos que tengan ellos de felicidad.

Que de a momentos uno ya sospeche un cierto aire de exageración, me alejan solo un poco del puntaje perfecto, aún así La Casa de las Flores es una joya dentro del catálogo de la N roja. Innovadora en temática y presentación, con un elenco de talento puro y un trabajo impecable desde lo visual, hacen que esta serie sea imperdible.



Calificación: 9,5/10.

Definida en una palabra: Brillante.

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