Un trabajo notable de producción es lo más destacable de una película predecible, incoherente y por momentos ridícula que cae a lo más bajo de la franquicia de El Conjuro.
Ficha Técnica
Dirección: Corin Hardy.
Producción: Peter Safran, James Wan.
Guion: Gary Dauberman.
Música: Abel Korzeniowski.
Fotografía: Maxime Alexandre.
Montaje: Michel Aller, Ken Blackwell.
Protagonistas: Demián Bichir, Taissa Farmiga, Jonas Bloquet.
Sinopsis:
Rumania, año 1952. En el convento de Carta, el padre Burke (Demian Bichir) debe investigar el misterioso suicidio de una monja en aquel sitio. Junto a él, una novicia (Taissa Farmiga) con un don le acompaña a averiguar qué sucede allí.
Del mismo modo que Annabelle aterrorizó a medio mundo en la
primera entrega de esta exitosa saga de terror, el demonio Valak hizo lo propio en
la segunda. Ahora, lo que tenemos que entender son dos cosas: Primero, que un elemento de una película funcione bien, no significa que lo hará igual en una donde es protagonista y, segundo, Gary Dauberman no es el hombre que debe escribir esa película.
¿No te das pio cuenta que todo va a salir mal?
Hay algo que esta película descarta de entrada: La impredecibilidad. Desde el primer minuto, con esa secuencia inicial de mucha vehemencia, sabés que todo se irá al maso, pero ¿hace falta dejarlo tan claro? Cuando nos muestran a los protagonistas, unos muy sólidos Demián Bichir y Taissa Farmiga, no falta un segundo donde no te dejan en claro que aquel lugar está podrido hasta los cimientos ¿Por qué no jugar más al despiste? No, solo faltaba que alguien diga al espectador "Se ve muy peligroso ¿verdad?" para dejar claro que es una muy obvia autoparodia... pero ojo, no la es. Es más, se hacen los serios para que nos traguemos el cuento.
Una música para nada discreta, una locación extremadamente macabra donde no se entiende si buscan a una monja o a Drácula y, para colmo, el alivio cómico agradable pero poco halagüeño a la trama de Bloquet, diciendo de forma muy frecuente que ese lugar está maldito. Supongo que perdemos diez minutos de nuestras vidas escuchando eso, que todo va a salir mal si entramos ¿Por qué entonces? Bueno, nuestro Van Helsing con hábito debe hallar la respuesta.
Si acusé a Gary Dauberman al inicio del artículo, fue por esto. En
Annabelle hizo una historia sosa y en
Creation una poco coherente.
Ahora se ha superado.
Nuevamente, encontramos un montón de hoyos argumentales que no entendemos cómo se pasaron por alto -pasado un tiempo, me gustaría enumerarlos-
o cómo hicieron avanzar la historia. Lo cierto es que están, y en vez de sentir un verdadero temor por nuestros protagonistas, seguimos preguntándonos
¿Por qué pasa esto? En esta ocasión, el director Corin Hardy, no logra salvar para nada la función, a diferencia de los rescates que hicieron con Annabelle los directores de semejante adefesio de guion.
"Las películas de terror no tienen sentido". Bueno, entonces dejemos de contratar a profesionales para que hagan un libreto por miles de dólares y paguemos 30 mil por verla. Debe tener sentido cualquier tipo de producción audiovisual, más si se trata de una que se jacta de basarse en hechos reales. Una cosa es no meterse en la historia, otra es que la historia no deje que entres, porque es tan vacía y plana que no da cabida a nadie quien la aguante.
Tenemos, básicamente, un recorrido por un castillo gótico, que recuerda bastante producciones góticas de los sesenta, en busca de algo porque ese algo hace algo que da algo a cambio de algo. No queda claro muy bien qué es al final La Monja, cómo obtiene sus poderes, cómo pasan tantas cosas salvo por una explicación muy apresurada que se lanza al aire y que debe justificar todo, incluso el final más ridículo que he visto en bastante tiempo. Dejo que juzguen ustedes, cuando la vean en sus casas, porque no vale una vuelta al cine solo para experimentarlo.
Alarmante falta de ideas
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Sí, ya puse una imagen parecida; pasa que es así casi toda la película |
Y si hablamos de poca sorpresa, poco encanto y hasta de poca coherencia, debemos decir que las ideas también escasean. Tenemos un par de momentos buenos, pero ojo, dos o tres máximo. Tras eso, hay una tonelada de clichés y situaciones que jamás despeinarán al espectador avezado y que asustará a un primerizo una, dos veces... pero no durante 90 minutos, sobre todo en el clímax tan errático que parece que ni siquiera se toma en serio a sí mismo, porque tras tantos recursos malgastados, solo queda darle un fin que se siente sin energía y, de nuevo, sin mucha coherencia.
Las escenas que realmente pueden asustarte, por el gran trabajo, son pocas. Ahora, las que van por lo seguro invitan a una trivia con el amigo a adivinar en qué posición -no momento, porque ya se siente claro- aparecerá el demonio. Se abusa del susto fácil, de que el demonio y la música aparezca súbitamente, sin realizar el director un esfuerzo interesante en hacer más asfixiante el ambiente o las escenas más aterradoras. Y luego, queda esperar por algo más interesante por la muy lograda ambientación, que parece que es lo único que sostiene a la película de un (aún más) vergonzoso fracaso.
Se puede rescatar a Taissa y a Bichir por su entrega a los papeles. Al menos, al comienzo, demuestran una gran solidez, pero es la trama intrascendente la que hunde sus esfuerzos y los clichés -el padre atormentado por un mal exorcismo ya suena rancio- simplemente les resta importancia. Y si nos ponemos a pensar lo desdibujado que queda el personaje de Taissa, debemos felicitarla por su trabajo. El alivio cómico de Jonas Bloquet, insisto, ayuda a que no salgamos abucheando de la sala, pero si metiste un papel claramente cómico en una película de terror... estamos mal.
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Les digo, hay varias... |
La monja es el capítulo más flojo de la franquicia. Fácil, sin discusión. Ahora, un gran empeño del elenco, de los trabajadores de fotografía, diseño de producción y apartados técnicos salvan a una película sin efecto susto -ni siquiera en el cine-, sin ningún momento destacable, una historia muy contradictoria y, claro, el abusivo elemento de "estamos en una película de terror", del condenable infierno al que merecía ir si no fuese por ellos.
Calificación: 3,3/10.