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domingo, 16 de septiembre de 2018

Cada Día: Un drama juvenil que se queda en buenas ideas

 Pese a la interesante propuesta inicial, Cada día se diluye en un drama juvenil cualquiera que no explota todo su potencial.



Ficha Técnica:

Dirección: Michael Sucsy.
Producción: Paul Trijbits.
Guion: Jesse Andrews.
Fotografía: Rogier Stoffers.
Duración: 97 minutos.
Género: Drama, romance y fantasía.
Distribuidora: Orion Pictures.


Reparto:

  • Angourie Rice es Rihannon.
  • Maria Bello es Lindsey.
  • Debby Ryan es Jolene.
  • Justice Smith es Justin.
  • Owen Teaguen es Alexander.

Sinopsis:  

El espíritu "A" debe vivir en un cuerpo distinto cada día, pero el momento que conoce a Rihannon, una joven adolescente con bastantes problemas, decide que no quiere apartarse de ella y trata de pasar cada día con ella. 

¿Qué pasaría si cada día vivieras una vida diferente? Una idea interesante que se explora en la novela de John Levithan, cada día, que es la base de esta película que, sin embargo, parece que los productores omitieron algunos aspectos interesantes del mismo en pos de una producción más "digerible" a todo público.

Dirección modo crucero



Michael Suscy -Votos de Amor (2012)-, emprende el trabajo de darle a cada día ese peculiar tono que debería tener una película reflexiva, de un contenido de hasta si se quiere filosófico; digo, la transmigración de almas resistida por la emotividad romántica suena a profundo ¿verdad? no obstante, la película no tarda demasiado en demostrarnos que no seguirá esos pasos: será una película para adolescentes más.

Cuando digo más, hablo de la sensación muy poderosa de piloto automático fluye casi sin vergüenza. Se recuesta in extremis en el guion firmado por Jesse Andrews para que la historia siga sin pausas. El problema surge cuando hay momentos de reflexión, romance, o cualquier otra circunstancia que requiera una puesta en escena más decidida a meternos en este mundo. Suscy o no lo quiere o no lo consigue y tenemos, en consecuencia, un recorrido por varios clichés que bordan estas cintas sin ninguna chispa.

Tenemos la cabaña, los días se lluvia y hasta la cancha de fútbol a disposición de la joven pareja para sus peripecias románticas. Lo que no tenemos es algo que nos identifique con los hechos, pues el personaje diferente -el espíritu A- y su más que atrapante forma de ver el mundo es reducida a un par de frases que "suenan bien", sin esfuerzos mayores para mejorar las sensaciones con él -o ella- además de la descafeinada vida de Rihannon que cae en los problemas "típicos" de norteamericanos sin traer nada nuevo a cuento. Más de lo mismo.

Desaprovechado 


Es el término que se aplica en esta ocasión. Una historia de amor que versa sobre la tolerancia y la necesidad de vivir, termina pareciendo un malicioso giro de rosca al romance hombre-mujer de siempre. Pero no es así. Existe un bonito mensaje de "lo que importa es el interior" que es desechado. Es más, cuando A resulta un hombre alto y elegante, es donde vemos mayor romance. Cuando es gordo, fea o no atractivo simplemente hay una linda charla. Curiosamente, se transmite el mensaje erróneo. Se da a entender que hasta a alguien que se enamora de un ser incorpóreo, se fija en ello.

El desfile de clichés está aquí. Como dije, las típicas peripecias románticas tienen acto de presencia, pero nada que haga justicia al innovador argumento. Claro que podríamos argüir un problema con el material de adaptación, pero lo cierto es que el libro -que debo decir, no lo he leído completo- es sacrificado por una adaptación mucho más simple y que no genera la más mínima polémica, pero de paso no genera nada.

Incluso, en momentos que se toca muy suavemente la muerte o un contenido -que el material original propone en mayor proporción- gay u homosexual, entramos en una dirección tan azucarada que deja todo en pequeñas anécdotas y nada para realmente analizar. Suscy supone que tiene otra comedia romántica sin mucho seso en sus manos, aunque en realidad está matando un contenido mucho más agudo y responsable por mero entretenimiento.



El guion en sí se limita bastante. Casi no se anima a profundizar en el enigmático A, salvo a dar respuestas muy millenials como -lo busqué en Internet- y se mete de lleno en el melodrama con Rihannon -una decente Angourie Rice- que cambia de pareja cada día. Todo esto porque no sentimos un verdadero análisis de ninguno de ellos, salvo escenas donde, como dijimos, el personaje feo habla y el director se queda dormido mientras se graba.

Cada Día tenía un argumento que con mayor ingenio se pudo materializar en una película muy inventiva, sin embargo, apostaron a elementos muchos más accesibles, que en realidad o son rancios o aburridos, y si bien, tengamos en el desenlace algo más emotivo e interesante nos ofrecen 90 minutos de algo que suena interesante, pero que no se ve así.



Calificacion: 4,6/10.
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viernes, 14 de septiembre de 2018

De peor a mejor: La Franquicia "El Conjuro"

Aunque hemos hecho un resumen de cada película, hay que dejar constancia. En este caso, El Conjuro ya nos ha dado, en mi opinión, películas de todos los niveles, pero queremos saber cuál es cuál. Ordenamos de peor a mejor.

5- La Monja - Corin Hardy (2018) 




Es muy mala. Lo explicamos en la reseña, aunque podemos resumirlo en unos cuantos puntos. Hay cosas que no tienen sentido alguno. Un guion que falla en el principio de la coherencia, es decir, que lo que pasa debe tener algún sentido -y conste que se le toman en serio, está bien si fuese algo a lo sharknado, pero no-. Se olvidan de ello y vamos al problema grave: los sustos.

Tenemos una cantidad de sustos predecibles, porque generalmente suceden de espaldas a los protagonistas. Constantemente, caemos en el juego de que "aparezca" malignamente y sin ningún esfuerzo - a diferencia de las película de esta saga- quieren que nos asustemos en ese momento, pero no de una película que salvo la ambientación y sus actores, está muy mal.


4- Annabelle - John R. Leonetti (2014) 


Siendo honestos, esta le quita mucha ventaja a La Monja. Tal vez no tenga el trabajo de producción que sí lo tiene el nuevo spin off, pero a decir verdad, John Leonetti tiene más creatividad al llevarnos a los sustos. Hay momentos de un trabajo que se disfruta y trata de zafar de un guion bastante flojo -del mismo Gary X- que aunque no es incoherente, recrea cuestiones de El Conjuro que no les halla la vuelta y termina siendo o flojo o aburrido.

Ese sentido de la familia que incluyó e hizo especial a la primera entrega acá se repite sin mucho ingenio, y cae en cosas bien simples -"El amor de madre es lo más poderoso que ha creado Dios"- que suenan a rancio. Además, se desaprovechan cuestiones interesantes como las sectas a lo Familia Manson o invocaciones satánicas en sí, dándonos una muñeca un poco astuta y no mucho más.


3- Annabelle Creation - David F. Sandberg (2017)


Ya llegamos al terreno de lo bueno. Porque en esta precuela de la precuela -que para nada tiene sentido-, hay un paso adelante en la dirección de Sandberg, que aprovecha bastante el escenario para infectarnos con buenos momentos de verdadero terror. Crea un ambiente de zozobra que termina explotando en todo su tercer acto que hace de la película bastante "disfrutable".

El mayor protagonismo de la muñeca demoníaca le da mas credibilidad a la película, ya que en la primera entrega esta estaba casi desaparecida. Su gran defecto es, de nuevo, un mal guion. Gary Dauberman lo hace de nuevo en un trabajo más discreto que en Annabelle y las cosas que no tienen sentido entran en acción. En su defensa, podemos decir que esto no afecta demasiado al ritmo de la película, que sin ser brillante, llega a puntos bastante aceptables.

2- El Conjuro 2 - James Wan (2016)




La parte dos de la verdadera joya de James Wan nos da una secuencia inolvidable en Amityville. Fascinante a decir basta. Lastimosamente, este nivel no se mantiene y tenemos una fórmula parecida, que no igual, con su antecesora. La importancia de la familia, un demonio imponente en una figura aterradora que funciona en pocas dosis y no en una película entera, etc.

Para bien o para mal, El Conjuro 2 se aparta de algunos detalles de la primera para no caer en una mera repetición. Esto, sin embargo, le juega en contra; el ir por el camino de "creer o no creer" tenemos más pausas de las queridas en la historia y se ralentiza un poco, hasta que llegamos a un final que se siente a decepcionante. Sin embargo, esta secuela tiene demasiados puntos a favor para estar en segunda posición, pero no para llegar a la primera.

1- El Conjuro - James Wan (2013)




Una pieza sin igual. La incursión de James Wan en estos hechos reales llega a puntos que el cine de terror urgía e imploraba desde hace tiempos. Wan logra trabajar majestuosamente el paseo a la tenebrosa casa Perron con un manejo de cámaras desconcertante, nunca te permite precisar las apariciones y claro, estas no llegan sin la criteriosa construcción mencionada.

A esto le sumamos que no es solo una cinta de exorcismos y la química en las familias tratadas en el film resulta más que efectiva y hace que en realidad nos preocupemos y hasta nos encariñemos con ellos. Se humaniza a los Warren, con una historia de fondo muy bien contada que nos da algo más que sustos muy elaborados y nos da, una muy buena historia de terror que se siente bastante real.
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lunes, 10 de septiembre de 2018

La Monja: El verdadero terror es verla... completa (reseña sin spoilers)

Un trabajo notable de producción es lo más destacable de una película predecible, incoherente y por momentos ridícula que cae a lo más bajo de la franquicia de El Conjuro.


Ficha Técnica

Dirección: Corin Hardy.
Producción: Peter Safran, James Wan.
Guion: Gary Dauberman.
Música: Abel Korzeniowski.
Fotografía: Maxime Alexandre.
Montaje: Michel Aller, Ken Blackwell.
Protagonistas: Demián Bichir, Taissa Farmiga, Jonas Bloquet.

Sinopsis: 

Rumania, año 1952. En el convento de Carta, el padre Burke (Demian Bichir) debe investigar el misterioso suicidio de una monja en aquel sitio. Junto a él, una novicia (Taissa Farmiga) con un don le acompaña a averiguar qué sucede allí.


Del mismo modo que Annabelle aterrorizó a medio mundo en la primera entrega de esta exitosa saga de terror, el demonio Valak hizo lo propio en la segunda. Ahora, lo que tenemos que entender son dos cosas: Primero, que un elemento de una película funcione bien, no significa que lo hará igual en una donde es protagonista y, segundo, Gary Dauberman no es el hombre que debe escribir esa película.

¿No te das pio cuenta que todo va a salir mal?



Hay algo que esta película descarta de entrada: La impredecibilidad. Desde el primer minuto, con esa secuencia inicial de mucha vehemencia, sabés que todo se irá al maso, pero ¿hace falta dejarlo tan claro? Cuando nos muestran a los protagonistas, unos muy sólidos Demián Bichir y Taissa Farmiga, no falta un segundo donde no te dejan en claro que aquel lugar está podrido hasta los cimientos ¿Por qué no jugar más al despiste? No, solo faltaba que alguien diga al espectador "Se ve muy peligroso ¿verdad?" para dejar claro que es una muy obvia autoparodia... pero ojo, no la es. Es más, se hacen los serios para que nos traguemos el cuento.

Una música para nada discreta, una locación extremadamente macabra donde no se entiende si buscan a una monja o a Drácula y, para colmo, el alivio cómico agradable pero poco halagüeño a la trama de Bloquet, diciendo de forma muy frecuente que ese lugar está maldito. Supongo que perdemos diez minutos de nuestras vidas escuchando eso, que todo va a salir mal si entramos ¿Por qué entonces? Bueno, nuestro Van Helsing con hábito debe hallar la respuesta.


¿Qué está pasando? 




Si acusé a Gary Dauberman al inicio del artículo, fue por esto. En Annabelle hizo una historia sosa y en Creation una poco coherente. Ahora se ha superado. Nuevamente, encontramos un montón de hoyos argumentales que no entendemos cómo se pasaron por alto -pasado un tiempo, me gustaría enumerarlos- o cómo hicieron avanzar la historia. Lo cierto es que están, y en vez de sentir un verdadero temor por nuestros protagonistas, seguimos preguntándonos ¿Por qué pasa esto? En esta ocasión, el director Corin Hardy, no logra salvar para nada la función, a diferencia de los rescates que hicieron con Annabelle los directores de semejante adefesio de guion.

"Las películas de terror no tienen sentido". Bueno, entonces dejemos de contratar a profesionales para que hagan un libreto por miles de dólares y paguemos 30 mil por verla. Debe tener sentido cualquier tipo de producción audiovisual, más si se trata de una que se jacta de basarse en hechos reales. Una cosa es no meterse en la historia, otra es que la historia no deje que entres, porque es tan vacía y plana que no da cabida a nadie quien la aguante.

Tenemos, básicamente, un recorrido por un castillo gótico, que recuerda bastante producciones góticas de los sesenta, en busca de algo porque ese algo hace algo que da algo a cambio de algo. No queda claro muy bien qué es al final La Monja, cómo obtiene sus poderes, cómo pasan tantas cosas salvo por una explicación muy apresurada que se lanza al aire y que debe justificar todo, incluso el final más ridículo que he visto en bastante tiempo. Dejo que juzguen ustedes, cuando la vean en sus casas, porque no vale una vuelta al cine solo para experimentarlo.

Alarmante falta de ideas


Sí, ya puse una imagen parecida; pasa que es así casi toda la película

Y si hablamos de poca sorpresa, poco encanto y hasta de poca coherencia, debemos decir que las ideas también escasean. Tenemos un par de momentos buenos, pero ojo, dos o tres máximo. Tras eso, hay una tonelada de clichés y situaciones que jamás despeinarán al espectador avezado y que asustará a un primerizo una, dos veces... pero no durante 90 minutos, sobre todo en el clímax tan errático que parece que ni siquiera se toma en serio a sí mismo, porque tras tantos recursos malgastados, solo queda darle un fin que se siente sin energía y, de nuevo, sin mucha coherencia.

Las escenas que realmente pueden asustarte, por el gran trabajo, son pocas. Ahora, las que van por lo seguro invitan a una trivia con el amigo a adivinar en qué posición -no momento, porque ya se siente claro- aparecerá el demonio. Se abusa del susto fácil, de que el demonio y la música aparezca súbitamente, sin realizar el director un esfuerzo interesante en hacer más asfixiante el ambiente o las escenas más aterradoras. Y luego, queda esperar por algo más interesante por la muy lograda ambientación, que parece que es lo único que sostiene a la película de un (aún más) vergonzoso fracaso.

Se puede rescatar a Taissa y a Bichir por su entrega a los papeles. Al menos, al comienzo, demuestran una gran solidez, pero es la trama intrascendente la que hunde sus esfuerzos y los clichés -el padre atormentado por un mal exorcismo ya suena rancio- simplemente les resta importancia. Y si nos ponemos a pensar lo desdibujado que queda el personaje de Taissa, debemos felicitarla por su trabajo. El alivio cómico de Jonas Bloquet, insisto, ayuda a que no salgamos abucheando de la sala, pero si metiste un papel claramente cómico en una película de terror... estamos mal.

Les digo, hay varias...

La monja es el capítulo más flojo de la franquicia. Fácil, sin discusión. Ahora, un gran empeño del elenco, de los trabajadores de fotografía, diseño de producción y apartados técnicos salvan a una película sin efecto susto -ni siquiera en el cine-, sin ningún momento destacable, una historia muy contradictoria y, claro, el abusivo elemento de "estamos en una película de terror", del condenable infierno al que merecía ir si no fuese por ellos.


Calificación: 3,3/10.
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domingo, 9 de septiembre de 2018

Annabelle: Creation. Mejor, pero no tanto.

Aunque se saca algunos vicios importantes y llega a puntos más tenebrosos, de vuelta un guion flojo hace que esta precuela de precuela sea solamente esté unos pocos puntos sobre su primera parte.

Ficha técnica

Dirección: David F. Sandberg.
Producción: Peter Safran, James Wan.
Guion: Gary Dauberman.
Música: Benjamin Wallfisch.
Fotografía: Maxime Alexandre.
Montaje: Michel Aller.
Protagonistas: Stephanie Sigman, Talitha Bateman, Anthony LaPaglia, Miranda Otto.

Sinopsis: 

En 1955, el Sr. Mullins, fabricante de muñecas -quien diseñó a la conocida Annabelle- y su esposa reciben a una monja y a sus huérfanas una vez que su orfanato ha cerrado. Una de las chicas, enferma de poliomielitis, descubre el triste fallecimiento de la hija de la pareja 12 años atrás, y los extraños eventos que le sucedieron... 

Empiezo a sospechar que Gary Dabarmam es la verdadera piedra en el zapato de los spin off de El Conjuro. Ya mencionamos cómo lo más grave de la irregular Annabelle es su deficiente guion; parece que la crítica no está siendo amable con La Monja -de la que mañana traeremos su crítica- y si le sumamos que su muy pobre adelanto de la tercera parte de esta muñeca -en la cual ya no solo será guionista, sino director- no suena nada bien, tenemos un denominador común en los continuos sindabores de esta franquicia: un hombre que solamente suscribe un guion -junto a varios coescritores, vale destacar- realmente destacable, la más reciente versión de It. Luego, puros fiascos.

Y aunque hablamos de su ineficiente trabajo, no hablamos de un fracaso total; todo lo contrario, Annabelle: Creation es un paso adelante con respecto a la primera película de esta muñeca endemoniada, con muy poca imaginación -en parte, insisto, por un mal guion- y que resultaba bastante decepcionante. Aquí, de la mano de un estupendo David Sandberg, quien dirige otra muy buena película producida por James Wan, llamada Lights Out, se llega a puntos mucho más interesante en lo que se refiere a suspenso, aunque la historia deje que desear.


Si en la primera un correcto Leonetti le dio la intensidad necesaria para salvar Annabelle, en esta nueva película -que es un absurdo, al tratarse de la precuela de una precuela-, tiene mucha más pericia, Sandberg posee más pericia y sus escenas de pánico, aunque juegan a los falsos sustos en varias ocaciones, resultan impactantes y por momentos llegamos a puntos de verdadero terror, aunque esto no sea casi siempre, el punto medio es bastante satisfactorio.

El verdadero problema de esta entrega, está en su trama misma. Primero, es increíblemente estirada de los pelos la conexión que le hayan a esta entrega con la anterior, considerando que esta precede a aquella que hablaba de los orígenes de la muñeca. Es decir, esta película sobre los orígenes de Annabelle antecede a la película sobre los orígenes de Annabelle. Así como se lee. 

Y luego llegamos a ese punto donde nos ponemos a pensar en qué estaban pensando los protagonistas para meterse en tantos problemas. Y por qué hace esto, o por qué no dejó de hacer esto... cuestiones que opacan el muy buen trabajo de puesta en escena y del elenco, que sin tener un verdadero talento destacable, cumple con las consignas puestas: hacerlo lo más verosímil posible. Logrado.



El ritmo un tanto tímido de la película, como no queriendo explotar del todo en su inicio, termina siendo desplazado por un gran tercer acto -o desenlace- que nos lleva la mano a los ojos o a los oídos, para mitigar en parte la acción. Todo lo que se cocinó de forma discreta se sirve en un gran final que al menos deja en claro que es muy superior en estas cuestiones a Annabelle.

En términos generales, Creation sí hace justicia a la franquicia de la que forma parte y por supuesto que dignifica al diabólico juguete, aunque no es nada del otro mundo. Perjudicado por esos guiones poco verosímiles que abundan en el -mal- cine de terror, pero compensado por un director con gran capacidad para crear una buena atmósfera y unos sustos de calidad, son las razones por la que esta Annabelle está bien, pero no tanto.


Calificación: 6,8/10.
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¿Qué hay en Netflix? The End of the F***ing World: Desencanto indie-juvenil que encanta.

Con unos protagonistas que hacen muy llevadera la interesante premisa y un desarrollo más que solvente, esta peculiar resulta un éxito.


Ficha Técnica

Dirección: Jonathan Entwistle, Lucy Tcherniak.
Guion: Charlie Covell.
Productor: Kate Ogborn.
Basado en: The End of the Fucking World de Charles S. Forsman.
Temporada: 1
Episodios: 8 (19-22 min.)
Creador: Jonathan Entwistle.

Reparto:

Alex Lawther como James, un chico que se define a sí mismo psicópata.​
Jessica Barden como Alyssa, rebelde e inconformista.
Gemma Whelan como DC Eunice Noon, compañera de policía de Donoghue.
Wunmi Mosaku como DC Teri Donoghue.
Steve Oram como Phil, el padre cariñoso de James.
Christine Bottomley como Gwen, la madre de Alyssa.

Sinopsis: 

La serie gira en torno a James, un inadaptado social que conoce a Alyssa, una muy agresiva chica olvidada por su madre y su padrasto. Ella decidirá escaparse y buscar a su padre, siendo acompañado por él, quien decide que Alyssa será la primera persona que asesine.




La adolescencia es un época muy difícil para la vida humana. El crecer se vuelve un serio problema mientras descubrimos que no todo es tan placentero como lo fue en la niñez. Ahora, sumale a eso una vida de m*erda, y el resultado es un total desencanto con la existencia humana. Esta interesante serie británica la enfoca desde una perspectiva que la hace fascinante.

La facilidad que poseen los británicos para hacer interesantes las cosas, a diferencia de la -lastimosamente- estridencia de los norteamericanos, hacen que esta idea -¿Qué es sentirse un bicho raro?- resulte, en vez de un verdadero hit de Billboard, un single de corte indie que más bien gana fans que números uno. Pese a que juega con la extravagancia de su premisa, no es ruidosa o abusa de sus recursos, sino resulta un trabajo bastante sobrio, pese a sus inevitables excesos.

A lo largo de sus ocho episodios, que a mi entender le quedan grande, cuenta la historia de dos jóvenes sin ningún tipo de rumbo, que lo buscan. Ahora, el bueno de James se suma sin mucha convicción a este viaje, por la idea de matarla, mientras ella busca a su padre. Una historia simple cubierta por este manto bizarro que la hace mucho más llevadera.




Podría parecer que es una serie de "únicos y diferentes" por lo que voy diciendo, solo que no busco caer en spoilers. Pero justo es decir que se tratan de personas realmente atormentadas, pese a su corta edad. Una vida breve, aunque de bastante bajones los lleva a una excéntrica búsqueda de sus verdaderas identidades que, al menos, al final la hayan, no sin tener problemas en el proceso.

Tanto Alex Lawther como Jessica Bardem realizan grandes interpretaciones. El silencioso James era un desafío mayor, aunque logra darnos un personaje discreto en accionar, pero no aburrido; por el otro lado, Bardem nos da una niña repelente, que con el pasar de los episodios va comprendiendo mejor su propia hostilidad. Es decir, el viaje ayuda a ver una evolución de los personajes que es lo esperado ¿no? 

La dirección a cargo de  Jonathan Entwistle y Lucy Tcherniak, no resulta precisamente brillante o innovadora, pero sí cumple su propósito de darle un aire distinto a la serie, para que, sin comprarte totalmente con los primeros eventos, te de la motivación, gracias a su vistosa presentación, de quedarte a verla hasta el final.



Creo que el tono de comedia prácticamente es nulo, y debe ser un drama trágico con tintes cómicos, ya que la pareja policial ofrece un poco de esto último, pero no parece demasiado para llamarlo así. Eso sí, ayuda a que la breve historia tenga un poco más y no caigamos en un ritmo lento, pero sin ofrecer mucho más.

Como dije, no parece que dé para casi tres horas de metraje. En formato largometraje tal vez se hubiese explotado mejor sus puntos a favor, pero quedan diluidos en buenos momentos en buenos capítulos, sin que sea el mejor espectáculo jamás visto. The End of the F***ing World resulta tener lo necesario para que veas la serie hasta el final, lo cual podemos traducir en una buena premisa y presentación. De allí, un manejo muy bueno de las actuaciones y el guion hacen que la serie haya tenido el éxito que posee. Roguemos que mantengan el nivel en la segunda temporada.

Calificación: 7,9/10.
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sábado, 8 de septiembre de 2018

El Conjuro 2: Una secuela digna

Aunque no llegue a los niveles brillantes de la primera, El Conjuro 2 aún brinda escenas memorables y una historia bien contada.



Dirección: James Wan.
Producción: Peter Safran, Rob Cowan, James Wan.
Guion: James Wan, Chad Hayes, Carey Hayes, David Leslie Johnson.
Música: Joseph Bishara.
Fotografía: Don Burgess.
Montaje: Kirk M. Morri.
Vestuario: Kristin M. Burke.
Protagonistas: Vera Farmiga, Patrick Wilson, Frances O'Connor, Madison Wolfe.

Sinopsis: 

Enifield, Inglaterra. 1976. Ed y Lorraine Warren deciden retirarse de las investigaciones paranormales, pero la Iglesia les pide una pequeña misión para confirmar o desmentir un caso de presencia maligna en una familia de esa comunidad.

Si es difícil encontrar una excelente película de terror, es casi imposible hablar de una excelente secuela. Para no enturbiar las aguas, hablaremos de una segunda entrega que puede plantar cara a su antecesora, y esta es nada menos El Caso Enfield, o mejor conocida como "La película de la monja".

Curiosamente, el momento que me fascinó de esta entrega, no sucede en la localidad inglesa, sino con la mítica Amityville haciendo de prólogo en una fantástica demostración de que Wan puede hacer de cualquier sótano una experiencia perturbadora para quien sea. Una vez pasada esta visita, entramos de lleno al caso inglés, que no se le queda en zaga a su primera parte.



Tenemos, de nuevo, la perspectiva Warren de las cosas -algo de lo que estoy agradecido- y sobre si deben salir del "negocio", mientras las cosas empeoran en Enfield. Se puede hacer un paralelismo sobre cómo suceden las cosas tanto en la primera como en la segunda y encontramos un parecido, aunque esto no es malo, le hayan una vuelta de tuerca con los programas de tv o la fama que ganaron con Amityville. Lo cierto es que esta nueva incursión de la pareja es muy buena y no aburre.

Si vamos a lo importante, en el ámbito del terror la película no falla en nada. Hay escenas realmente impecables -la del cuadro es un ejemplo magnífico- y se nota el esfuerzo hecho de Wan por superarse en la realización de momentos "únicos". Aunque parecería que hay demasiados recuerdos de la primera, el gran trabajo hecho por el director y su equipo hacen que no pensemos en ello, porque en realidad el trabajo vuelve a ser sobresaliente. Visualmente la película resulta también más interesante -le duplicaron el presupuesto- y la escena de Ed hablando con el demonio desenfocado resulta sublime y otros detalles, como el cambio de ambietación de Estados Unidos a Inglaterra, son cosas que a cualquier cinéfilo le gusta -y sorprende- encontrar en una película de terror.

Si hablamos de los Warren, Vera Farmiga vuelve a ser un pilar desde su preocupación por la posible muerte de su marido, en una actuación formidable, que lleguemos a preocuparnos como en la primera, por esta pareja tan querida que conforma con Patrick Wilson. Destacable es también el papel de Madison Wolfe, la niña que es poseída por el demonio, que lleva muy bien su temor por la posesión como las posesiones en sí, con una intensidad que llama bastante la atención al tratarse de una adolescente nada más. El elenco, siempre se encuentra bien conformado, aunque esto lleva a algunos de los pocos puntos flojos de la entrega.




Para empezar, da la sensación de que película "comienza tarde", es decir, el verdadero conflicto no salta a lo protagónico por un segundo acto -mejor conocido como nudo- que envuelve a la investigación en sí que hace que se pierda un poco el ritmo, aunque esto evita que tengamos una réplica de su antecesora. Además, el verdadero clímax de la trama no resulta tan satisfactorio, en parte por una no tan clara conjunción de ideas -cuidar a Ed del demonio y salvar a la niña- y una resolución muy poco convincente, que hace que cualquiera al menos levante la ceja. No resulta descabellado, aunque pudo mejorarse.

Estamos sin duda ante una excelente secuela, que considerando los pésimos antecedentes de su género, la hace aún más destacable. Sí que no llega a ese magnífico nivel de la primera entrega, pero lo hace voluntariamente, para ofrecer una experiencia distinta que resulta inquietante y disfrutable en todo momento.

Calificación: 8,4/10.
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jueves, 6 de septiembre de 2018

Annabelle: Fea muñeca protagoniza guion malo cuyo director lo salva

Annabelle es una película que tiene sus momentos y sus inspiraciones, pero cae en demasiadas obviedades y no hace nada realmente interesante.


Ficha General:

Dirección: John R. Leonetti.
Producción: Peter Safran, James Wan.
Guion: Gary Dauberman.
Protagonistas: Annabelle Wallis,Ward Horton, Alfre Woodard.
Música: Joseph Bishara.
Fotografía: James Kniest.
Edición: Tom Elkins.

Sinopsis: 

Santa Mónica, 1967. Luego de un brutal ataque cometido por una secta satánica, el matrimonio de Mia (Wallis) y John (Horton) se encuentra amenzado por la presencia demoníaca que se apoderó de una de las muñecas que John había comprado a su hija recién nacida, Leah.

Esperando que demos el repaso de La Monja, hablamos ahora de Annabelle, una película que se hizo desear tras los escalofríos que generó la demoníaca muñeca en El Conjuro, siendo un elemento totalmente secundario en aquella genialidad de James Wan. Ahora, toca decir que en aquella película tenemos una mejor historia de Annabelle que en su propia película, y eso no está nada bien.

El gran crimen se encuentra en un flojo, flojo guion de Gary Dauberman, que crea un matrimonio muy poco interesante -interpretados por Annabelle Harris y Harry Worton, de una participación aceptable- y una serie de hechos que recuerdan bastante a su obra matriz: el sentido de la familia cobra vital importancia, aunque de una forma mil veces vista y que ya nos parece normal, pero esto es malo: es extremadamente repetitivo. 

Si hablamos de los hechos en sí, tenemos una historia que se vale de sustos que se sienten baratos, con una música chillona y en constante crescendo -para "aumentar la tensión"-, una perspectiva bastante interesante tirada al tacho -la historia de la secta- y para colmo, el final se estropea con una decisión totalmente anticlimática, como si fuese que el demonio no supiese a quién quiere...


Lo que salva a esta producción del total fracaso son algunos de estos sustos de filigrana una dirección (un poco más) acertada que el resto, la de John Leonetti, que aunque juegue bastante -sin mucho éxito- a lo hecho por las cámaras de Wan o abusara del efecto "el monstruo está pasando detrás de ti", logra crear algunas escenas de verdadera tensión, en cosas pequeñas como la de los dibujos -que queda sin explicación-, la escena del ascensor o el muy bien llevado final, que termina en la nada, nuevamente, siguiendo un guion sin ideas.

Si somos capaces de imaginar y entender por qué alguien querría semejante adefesio de porcelana -y eso que pasan dos veces, ojo- sin suponer que fue poseído por el mismísimo Lucifer, podremos disfrutar de la película. Caso contrario, estamos ante un producto que a cuentas gotas ofrece buenos momentos, pero en general juega a recrear a El Conjuro -la crayola endemoniada vuelve- y a contar una historia muy endeble que se salva por el buen gusto de su realizador.

Calificación: 5,2/10.
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miércoles, 5 de septiembre de 2018

El Conjuro: Una gran historia, dentro de un gran horror

Con actuaciones realmente buenas de Vera Farmiga y Patrick Wilson, un guion de muchos matices y una dirección intachable de James Wan, hacen de El Conjuro una producción que hace tiempo no demostraba tanta calidad en el cine de terror.


Ficha técnica

Dirección: James Wan
Producción: Tony DeRosa-Grund Peter Safran Rob Cowan
Guion: Chad Hayes, Carey Hayes
Música: Joseph Bishara
Fotografía: John R. Leonetti
Montaje: Kirk M. Morri
Vestuario: Kristin M. Burke
Protagonistas: Vera Farmiga, Patrick Wilson, Ron Livingston, Lili Taylor

Sinopsis: 

Harrysville, año 1971. Los demonólogos Ed y Lorraine Warren tienen en sus manos expulsar al demonio que azota a los nuevos residentes, la familia Perron, de una casa que guarda terribles hechos dentro de ella y que prometen destruir a amabas familias.

Hasta hace no mucho tiempo, se había perdido el respeto por el cine de terror. Infinidad de películas sobre exorcismos, psicópatas y hasta de circuito cerrado atestaron al fan de terror y le hicieron creer que todo estaba dicho... hasta que llegó James Wan, el mismo hombre que produjo la exitosa -como decadente- saga de Juegos del miedo, se resarcía de sus pecados con una obra ya infaltable en las listas de los amantes del terror: El Conjuro. Esperando el estreno de La Monja, traemos una revisión de este gran debut de la franquicia.

Esta producción que data del 2013, no solo prueba que el bueno de Wan puede ir más allá del simple gore o de acertar en una película, prueba que una ficción de terror puede contar una gran historia también. En este caso, de la atormentada familia y de los protagonistas, la familia Warren, interpretados por Vera Farmiga y Patrick Wilson en papeles muy convincentes, destacando el de Farmiga por la intensidad que demuestra en su clara veteranía en el cine de género -se caracteriza por sus papeles en películas de terror. 



Hay que destacar, como dijimos, que esta aterradora historia real -de las tantas que tendrá este matrimonio- tiene una base no solo en lo específicamente "terrorífico", más bien, es la increíble relevancia que tiene el papel de la familia. Tanto para los Perron como para los Warren, esta lucha contra el demonio se sustenta en su pertenencia, en lo puramente humano, algo que es un gran acierto del guion de Chad y Carey Hayes, quienes le dan un papel inédito a este factor y muestra también un lado humanizante de esta pareja de demonólogos con los que es muy fácil empatizar.

Pero en el apartado de terror, por supuesto, el film es impecable. A medida que vemos a los personajes, la atmósfera tan bien construida nos lleva hacia el inevitable enfrentamiento entre el bien y el mal, al que Wan nos introdujo primero con pequeños sustos en buenas dosis por medio de unos movimientos inquietantes de cámara, para desatar un verdadero infierno en las escenas de exorcismo y la casa Warren. 



Con un gran sentido del horror, el director llevó este suceso espeluznante en una película que resulta amena en un sentido muy amplio, en parte por el gran papel humano existente -todos los personajes, de alguna u otra forma son reconocibles, lo cual habla bien de la construcción de ellos- y por supuesto, por la enorme capacidad del realizador, una película que aunque no reinventa nada en este subgénero sobrenatural, lo hace maravillosamente al punto que El Conjuro es, sin duda, una de los mejores largometrajes de terror de la década.

Calificación: 9,7/10.
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viernes, 24 de agosto de 2018

El Paraguay en 2018: De peor a mejor, las películas nacionales de este año.



El año presente ha sido uno que marcará un antes y un después en el cine nacional. No solo por tener, como muy pocas veces se ha visto, cuatro películas que se hayan estrenado y generaran buena expectación por parte del público en general, sino por la ya muy famosa ley de cine, que desde el año entrante nos permitirá al fin desarrollar una industria y un mundo cinematográfico que realmente permite a los cineastas nacionales puedan vivir del séptimo arte. Aunque este tema, por más positivo que sea, no es la razón del artículo.

Aprovechando la buena fama de Leal, y los estrenos que hemos tenido, ordenamos de peor a mejor, las producciones nacionales de este 2018.


4. Hospital de Pobres: Una oportunidad muy mal desaprovechada.



Hay que aplaudir cada esfuerzo que se realice en nuestro país. Que una película nacional llegue a las salas es mucho más complicado de lo que se puede imaginar y es un desafío de constancia y voluntad más que solo artístico. Hospital de Pobres, por ejemplo, fue un proyecto que necesitó de cinco largos años para realizarse. Por eso, una afluencia como la que tuvo -superior a las cuatro mil personas- se agradece, porque el resultado no fue nada bueno.

Como dije, hay que aplaudir a los realizadores por no desistir, pero tampoco se puede perdonar una película mediocre. No se le puede exigir lo mismo a realizadores -Rafael y Lily Gunsett- independientes que a Hollywood en cuanto a producción, pero hay cosas que iban más allá de lo presupuestario. Un guion deficiente, una dirección de actores rarísima -los personajes que venían del interior manejaban un español casi perfecto- y situaciones que ni en las novelas más cutres ya no suceden.

Películas como estas deben servir para aprender de sus errores, más que sus aciertos. La idea de recrear la vida de los pasillos en un lugar tan enigmático como el Exhospital de Clínicas -que por supuesto, acá es uno activo- queda totalmente desaprovechado por una historia que, siendo honestos, no tiene pies ni cabeza. Intenta, pero definitivamente no logra nada. Esperemos que el siguiente proyecto de los directores sea de una calidad superior.

3. Leal: Una sola forma de vivir, Un espectáculo que hacía falta



Cuando el arte es puramente independiente, prima lo artístico. La películas entran en la intimidad de los protagonistas con agudas críticas a la sociedad, la política, etc. Leal se sale completamente de lo establecido y propone un show al más puro estilo hollywoodense basado en una redada de agentes de la SENAD que realmente es un soplo de aire fresco para nuestro cine, muy intimista y poco abierto a todo público.

Si hablamos de la película en sí, podemos decir sin miedo que se le pudo sacar mejor tajada. Con elementos narrativos más cercanos a la publicidad que al cine, o el azote que genera los diálogos extravagantes en "paraguayos" con acento neutro, demuestra que aún nos cuesta emular en su totalidad la psicología del ciudadano de este país, pero al menos en producción e intenciones, vamos aprendiendo un estilo mucho más taquillero y permitirá que más películas se sumen al colectivo del país.

Que esté en la penúltima posición, no necesariamente la hace una película mala. De hecho, aventaja por años luz a Hospital de Pobres y no queda muy lejos de quien lo adelanta en el listado. Leal es una buena película, que dirigida de una manera más convencional -sin recurrir a tanta ostentación de su enorme presupuesto- hubiese sido aún más entretenida de lo que ya es.

2. La Redención: La guerra y la amistad, jamás mejor contada. 



Herib Godoy fue el director ovetense que sorprendió a todos con su humilde -en lo económico, mas no en lo creativo- proyecto "Latas Vacías" que demostró que el dinero no es problema para contar una gran historia. En este año lanzó La Redención, que es otra gran prueba de que el ingenio vence a la precariedad.

Cuenta la historia de cómo un excombatiente busca a su camarada de la Guerra del Chaco, con la ayuda de su nieta. Aunque la película, no es perfecta, nunca desde 7 cajas, había disfrutado tanto una producción nacional. Las escenas retrospectivas, que nos recrean el conflicto, son realmente de lo mejor de la película y de la ficción nacional.

Se impone a la regla de no hacer cine de época sin recursos y con un carisma tremendo imprimido por sus protagonistas -el dulce guaraní por fin tiene su justa representación actoral-, La Redención deja al pelotón que buscaba al Soldado Ryan como ridículos, puesto que la química que tienen es única, y aunque la historia en el presente no llega a este nivel, las grandes actuaciones solventan los errores mínimos del film y nos dan una película que todo paraguayo debe ver alguna vez para amar un poco más a su país, y retribuir mejor a sus héroes.

1 Las Herederas: El arte de Martinessi de vivir en la intimidad



No puedo asegurar que sea la mejor, pero sí un puesto entre las mejores de nuestro cine. La exitosa película que recibió dos premios del prestigioso Festival de Berlín, donde Ana Brun se llevó el mayor galardón en interpretación femenina, no se lo gana por nada o por parecerse a una película promedio europea. Es porque Las Herederas es sencillamente una película sin igual en este año.

Los matices que transmite Ana Brun en su sorprendente interpretación de Chela, en una dirección de Marcelo Martinessi que nos introduce como una especie de voyeurista en su difícil intimidad por medio de planos ultracerrados, de miradas de reojo o detrás de puertas, para que sintamos no solo cercana a ella, sino la soledad y el peso de ocultar su crisis económica o su amor prohibido, inaceptable en una sociedad tan conservadora como la nuestra.

Una película que además de poseer varios subtextos, visualmente es impecable en lo audiovisual, con un trabajo que en el sonido merece sus mayores aplausos -la escena que conduce en la ruta es el claro ejemplo- y visualmente es opaca y con un claro tono añejo, como si la vida de la pareja secreta, se viese reflejada en la imagen y la fotografía de su retrato. Definitivamente, el mejor largometraje del 2018 en nuestro país.
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jueves, 23 de agosto de 2018

¿Qué hay en Netflix? La Casa de las Flores: Una serie transgresora y brillante, como nuestros tiempos





Con una habilidad para el asombro innegable, Manolo Caro nos introduce hasta el último detalle en la familia De La Mora en una serie brutalmente honesta y de altas cuotas de calidad.




Los tiempos están cambiando. Y pese a quien le pese, los valores también. De negarnos a pensar que la tierra puede ser redonda a aceptar la Unión civil igualitaria, o tomar como una realidad las múltiples orientaciones sexuales que descubre el hombre. La realidad del mundo que enfrentamos es una donde, tarde o temprano, estos cambios se insertan y con el tiempo se toleran... o no, según el caso.

La Casa de las Flores, una especie de grito libertario para la comunidad LGBTIQ+, viene a ser la representación más clara posible de cómo es introducir esta nueva visión del mundo en una sociedad aún demasiado cerrada. Aunque claro, decir esto suena a contar toda la historia, pero está muy lejos de ser así.

Polémica + Talento




Manolo Caro, que no solo creó tan intricado choque de perspectivas, nos regala una serie que realmente se agradece encontrar en una plataforma como Netflix. No es solo una simple serie rebelde sin discurso "políticamente correcto", sino que busca que este sea tomado también como normal. Con el papel de Virginia -una espectacular Verónica Castro que regresa por todo lo alto- podemos sentir cómo se sacude el mundo conservador y se va acostumbrando a los nuevos tiempos de su familia. Al igual que sus protagonistas, estos polemizan con valores a medidas que se sinceran con ellos mismos

Decir que solo es una serie inclusiva es también caer en un error. Por medio de su excesiva pulcritud y manipulación, Virginia ha creado una familia que a la vista del todo el mundo es perfecta, pero que ante el primer suceso que escapa a su radar "anti qué dirán" la familia empieza una espiral tan abrumadoramente negativa que uno podría tacharlo de decadencia, cuando es exactamente lo contrario.


La serie nos cuenta una decadencia, en efecto, pero más bien de lo tradicional. La narración se va centrando en cómo cada miembro de la familia De La Mora pierde de una vez los conflictos internos y los prejuicios para adoptar medidas cada vez más deleznables para el público más conservador. La vecina Carmela, es el claro ejemplo de la persona a quien uno ruega que no se entere de sus secretos; es quien usa el chisme y el pudor para alimentar una vida vacía -en este caso, un matrimonio que no genera más que soledad- y que a su vez, solo propicia más actitudes reprochables.

En la sutil ubicación de una exquisita y sobria florería, las flores que brotan de ella no serían del agrado de sus selectos compradores.

Una dura transición



En La Casa de las Flores todo es relativo. En principio, la temática es cómo uno inserta su verdadero yo en la sociedad sin salir gravemente herido en el intento, pero luego va hacia un punto más específico ¿Cómo es aceptarlo, llevarlo a la cotidianeidad? Una parte del discurso que queda inconclusa tras el abrupto pero genial desenlace de la primera temporada. Según el director, lo haría apenas pudiera, así que no dudemos en que se hará ante la abultada demanda de seguirla que actualmente se tiene.

Las distintas subtramas que tiene la producción, igual de cuidadas y bien llevadas, nos llevan a esta difícil realidad que pueden llevar las personas reprimidas, peor si tomamos en cuenta el estatus de la familia. En la sutil ubicación de una exquisita y sobria floreria, las flores que brotan de ella no serían del agrado de sus selectos compradores, pero eso no permite que se cuide a toda costa la imagen de la familia y la costosa reputación que no pueden permitir derrumbarse por pequeños "desvíos".

En los primeros dos episodios ya uno se topa ante un producto sin igual. Casi eliminando los planos medio, los primeros o las tomas estándares de siempre, juega un poco más con la perspectiva y los fondos y nos brinda una serie igual de transgresora en el apartado visual, con una fotografía que en su vivacidad nos va ofreciendo lo contrario a las penurias que pasan nuestros protagonistas en su nueva realidad.

Innovadora, como pocas


Tampoco no se convierte esto en un circo de discursos ideologizantes. Al contrario, la serie apuesta por presentar algo impactante, para pronto ofrecerlo como una realidad más que, lejos de ser mala, solo pasa por un proceso de acostumbramiento, del que tarde o temprano se pasa a la aceptación, porque en al menos este caso, la familia es ante todo, incluso cuando la moral se vea destruida por los propios conceptos que tengan ellos de felicidad.

Que de a momentos uno ya sospeche un cierto aire de exageración, me alejan solo un poco del puntaje perfecto, aún así La Casa de las Flores es una joya dentro del catálogo de la N roja. Innovadora en temática y presentación, con un elenco de talento puro y un trabajo impecable desde lo visual, hacen que esta serie sea imperdible.



Calificación: 9,5/10.

Definida en una palabra: Brillante.
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viernes, 17 de agosto de 2018

Leal: Un show que pudo ser mejor (Sin spoilers)



Con una irritante dirección, pero con una historia arrolladoramente interesante y un elenco que lo sobrelleva bien, Leal es una producción que, lejos de ser brillante, cumple como entretenimiento.

Tráiler oficial:



Ficha general:

-Directores: Pietro Scappini y Rodrigo Salomón.
-Guion: Andrés Gelós
-Producción: Dani Da Rosa, Fernando Socolowicz.
-Reparto: Silvio Rodas, Luis Aguirre, Félix Medina, Andrea Quatrocchi, Bruno Sosa y gran elenco.
-Duración: 107 minutos.


Sinopsis:

(Basada en hechos reales) El excoronel Fernández -Silvio Rodas- es traído del retiro siendo nombrado ministro de la SENAD para acabar con la hegemonía de un capo de la droga, Javier Salcedo, que domina el negocio en Amambay. Fernández recluta a un grupo singular pero más que valiente para ponerle un alto al narcotráfico.

Un buen inicio

Estamos ante el que puede ser el primer Blockbuster del cine paraguayo. La primera súper producción que busca romper taquillas, principalmente. Porque en un país donde no existe una industria -o no existía, ya que la ley de cine va en camino de formarla- del audiovisual se ve forzado a generar títulos meramente independientes que tiene como principal trabajador en el proyecto, la mayor de las veces, el mismo autor del film y el fondec, y que dependen exageradamente de la venta de tickets -el mercado legal del dvd o las copias no se nos da muy bien que digamos-. Por tanto, el éxito desenfrenado del film es importante para cimentar un primer buen paso en el camino de nuestra era en el cine nacional.

Mucho ruido, pocas nueces



Leal, es, exactamente lo que se pinta en los tráilers. Esto se puede tomar de muchas formas, aunque para mí es tomarlo a mal, puesto que gracias a los avances fui esperando una película un tanto vacía de contenido que buscaba deleitar la vista con grandes escenario y una producción envidiable. Lamentablemente, eso sucede.

De arranque, en la primera escena, es la carta de presentación del largometraje. Un muy extraño montaje que asemeja al que se usa en la publicidad o en los reportajes periodísticos por momentos, lo abrumadoramente interesante que es la historia contada, y unas actuaciones que van desde las agrias hasta las brillantes. Donde Salcedo, el colombiano que tutea y vosea acorde a las circunstancias, pinta una película que será cruda, entretenida, pero llegará más allá de estos estándares.

Como dije, un extraño efecto de sobreposicion de imágenes -para una producción cinematográfica, claro-, y abusos del slow motion o de destaque de detalles, como las peculiares tomas subjetivas que recuerdan a los viedeojuegos de guerra, son hechos que deslumbran al espectador que va para gozar el momento, aunque el que diferencie al gato de la liebre, se dará cuenta de un pretencioso uso de las tomas que, en realidad, aportan poco o nada en utilidad a la narración de la historia. Eso sí, quedan "muy facha", lastimosamente, no apuntan a las que eso.


Si a esto le sumamos una incesante -no exagero al usar este término- movimiento de cámara que hasta incluso cuando no sucede nada, como en una simple conversación, la imagen se mueve brevemente de un lado a otro como si el camarógrafo tuviese un principio de Parkinson. Les recomiendo que obvien este detalle, porque por más llamativo que sea, cansa seguirle el pulso.

Eso sí...

 Lo que tiene de bueno, lo tiene de bueno. Y es que es imposible no decir que la historia no solo se lleva bien, sino que el guión lleva una picardía impropia muchas veces de producciones paraguayas. Claro, si perdonamos la forzadisima romance que surge, la película tiene personajes muy interesantes y la comicidad también tiene cabida, sin que todo caiga en el despropósito de buscar la risa antes que la acción.


El despliegue técnico se nota impecable. Pese a la inestabilidad de los encuadres, uno puede notar un trabajo notable de producción y cómo la fotografía nos da unas variantes de colores y estilos que uno simplemente se encanta. Si hablamos de actuaciones, vale decir que las hay hilarantes -Como Ricardo Vallejos o el un tanto desaprovechado Rojas Doria-, los de una actuación destacable -Andrea Quatrocchi, el coronel y Bruno Sosa como Dante firmaron sólidos papeles- y otros que, o rellenan o flojean -la extraña insistencia por neutralizar el acento paraguayo al hablar es una práctica nefasta- por no transmitir lo que se requería cuando se tiene un elenco tan extenso como este. 

Seré tan bueno, por ser mi primera crítica para el blog, que me voy a saltar las incoherencias de la música. "Vibración" de Villagran Bolaños no sé cómo puede relacionarse -salvo por la estridencia- con un entrenamiento de un escuadrón antidrogas, y varios sonidos que no entenemos cómo llegaron ahí.


En síntesis, Leal es una película -en parte, gracias al gran antecedente de sus directores- con un espíritu muy marketinero; con tomas singulares, un montaje peculiar y músicas pegadizas construyeron una película bastante entretenida, pero que si se lo analiza con detenimiento, no es tan impactante como debería. Un film que si se llega a ir a netflix, como tanto se anuncia, será una pieza más de un catálogo que busca un entretenimiento fácil, conciso y mientras más hueco, mejor. Leal cumple a cabalidad estos requisitos.

Calificación: 6,1/10.
Definida en una palabra: Entretenida.
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¡Bienvenidos!


¡Hola a todos!

Bienvenidos oficialmente a este pequeño -que esperemos se vuelva grande- emprendimiento llamado "La Última Fila". Como hace alusión nuestro nombre, estaremos siempre en una posición privilegiada para disfrutar lo mejor del mundo de lo audiovisual. Las noticias más recientes sobre tus películas, series, y actores favoritos del séptimo arte, estarán a la disposición de los lectores. Así también, cualquier avance en tráilers o imágenes, lo podrán encontrar en La Última Fila.

Sin embargo, esto no es lo único que haremos. Análisis criteriosos de las producciones del momento que permitirán a los lectores saber mucho mejor qué están viendo. ¿Es una buena película? ¿Es una serie con relleno? ¿Vale la pena verla? Son respuestas que les vamos a responder con sumo cuidado y en búsqueda de que ustedes ahorren tiempo y, para más sepan un poco más sobre este apasionante mundo del celuloide con reportajes, entrevistas, listados y mucho, mucho más.

Por ahora, solo nos queda despedirnos y ponernos a trabajar ¡Que disfruten!
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